El peligro para los niños existe tanto en el mundo real como en el
virtual. Pedófilos y criminales de toda clase acechan en el anonimato
esperando un momento de descuido para atacar. Es importante enseñarle a
los niños – incluso antes de que incursionen en el mundo de los juegos
en línea, los chats o las computadoras en general – que la misma regla
que sigue cuando está afuera aplica para cuando navega en Internet: “Nunca hablar con extraños”.
Pero muchas veces los niños ni siquiera tienen que hablar con extraños para que estos sepan sus nombres, edad, rutina e incluso el lugar donde viven. De hecho, muchas veces los padres se encargan de divulgar esta información.
¿Quieres un ejemplo? Imagina que una madre sube una foto con su hijo jugando en el parque que visitan todos los domingos y etiqueta a diez personas. Ahora supongamos que una de estas personas etiquetadas tiene su cuenta comprometida o la dejó abierta en un sitio público. Aquí es cuando una persona mal intencionada obtiene acceso a información importante sobre el lugar donde viven tus hijos, donde estudian – ya que es muy frecuente publicar fotos con los uniformes – e incluso cuál es el parque al que suelen ir. Es un peligro en línea que pasa a la realidad.
En la página sobre paternidad Maezice, publicaron una serie de ilustraciones absurdamente claras sobre la forma en que los padres se deben comportar en Internet respecto a sus hijos. Échales un vistazo.
Seguramente tu hijo es inmensamente feliz con su primer uniforme y esa mochila que lo hace parecer gente grande. Pero no es grande, es un ser pequeño e indefenso. Por mucho cuidado que tengas con las entradas y salidas de tu hijo en la escuela, debes saber que existen secuestradores que vigilan la vida de sus víctimas a través de las redes sociales. Comunicar el lugar donde estudia tu hijo dice mucho más de lo que imaginas. Mediante una simple fotografía ofreces la localización de tu hijo así como una referencia a tu situación financiera. Ten cuidado con este tipo de prácticas.
Las partes íntimas de tu pequeño no tienen por qué verse expuestas ante tus amigos. “¡Pero que exagerados, si solo son unos niños!”, pensará la madre y muchas personas, pero no se puede pasar por alto que los pedófilos recurren a las redes sociales para elegir a sus víctimas o solo para imaginar cosas “inimaginables” con la foto de tu pequeño. Existen formas de fotografiar el baño de tu pequeño sin necesidad de exponer sus partes íntimas, en este sentido usa y abusa de tu creatividad.
Tampoco es raro ver a las personas haciendo check-in en su propia casa, ¿o no? Vamos al grano: si ya publicaste una foto de la escuela de tu hijo, su fotografía y ahora muestras el lugar donde vives, un delincuente en potencia no tendrá inconvenientes para localizarte. La casa (sea tuya, de tus padres, de la abuela, de la suegra, etc.), iglesia, el trabajo o los lugares que sueles frecuentar no deben revelarse a nadie. Esta información debe mantenerse como privada y ser revelada solo a los amigos cercanos, solo personas de tu entera confianza deben saber dónde podrían encontrarte un domingo por la tarde o el lunes en la mañana. Reflexiona sobre esto.
Los secuestros de niños no existen gracias a las redes sociales, a muchos nos espantaban con los roba chicos mucho antes de que se produjera el boom del Internet. Estos delincuentes siempre han existido, pero antes necesitaban de informantes y de semanas analizando la rutina diaria en la familia. Pero hoy las redes sociales han hecho posible que los secuestradores consigan este tipo de información sin la más mínima dificultad. Hay individuos inconscientes que publican cosas como “el martes se queda en la escuela hasta las 5 de la tarde, miércoles y jueves hasta las 3:30…” Prácticamente ofrecen a sus hijos en bandeja de plata.
Es un error que muchos padres cometen, pues nunca piensan que existen personas a las que no les gustan las redes sociales, que no desean exponer a sus pequeños y que le tienen una completa aversión a cualquier tipo de red social. Como padres se hace necesario respetar ese punto de vista, y publicar las fotografías de los amigos de tus hijos solo cuando se tenga el permiso de sus padres. Quizá parezca más un consejo de educación que de seguridad, pero ponte en el lugar de ese padre y madre. Nada cuesta preguntar.
Pero muchas veces los niños ni siquiera tienen que hablar con extraños para que estos sepan sus nombres, edad, rutina e incluso el lugar donde viven. De hecho, muchas veces los padres se encargan de divulgar esta información.
¿Quieres un ejemplo? Imagina que una madre sube una foto con su hijo jugando en el parque que visitan todos los domingos y etiqueta a diez personas. Ahora supongamos que una de estas personas etiquetadas tiene su cuenta comprometida o la dejó abierta en un sitio público. Aquí es cuando una persona mal intencionada obtiene acceso a información importante sobre el lugar donde viven tus hijos, donde estudian – ya que es muy frecuente publicar fotos con los uniformes – e incluso cuál es el parque al que suelen ir. Es un peligro en línea que pasa a la realidad.
En la página sobre paternidad Maezice, publicaron una serie de ilustraciones absurdamente claras sobre la forma en que los padres se deben comportar en Internet respecto a sus hijos. Échales un vistazo.
Seguramente tu hijo es inmensamente feliz con su primer uniforme y esa mochila que lo hace parecer gente grande. Pero no es grande, es un ser pequeño e indefenso. Por mucho cuidado que tengas con las entradas y salidas de tu hijo en la escuela, debes saber que existen secuestradores que vigilan la vida de sus víctimas a través de las redes sociales. Comunicar el lugar donde estudia tu hijo dice mucho más de lo que imaginas. Mediante una simple fotografía ofreces la localización de tu hijo así como una referencia a tu situación financiera. Ten cuidado con este tipo de prácticas.
Las partes íntimas de tu pequeño no tienen por qué verse expuestas ante tus amigos. “¡Pero que exagerados, si solo son unos niños!”, pensará la madre y muchas personas, pero no se puede pasar por alto que los pedófilos recurren a las redes sociales para elegir a sus víctimas o solo para imaginar cosas “inimaginables” con la foto de tu pequeño. Existen formas de fotografiar el baño de tu pequeño sin necesidad de exponer sus partes íntimas, en este sentido usa y abusa de tu creatividad.
Tampoco es raro ver a las personas haciendo check-in en su propia casa, ¿o no? Vamos al grano: si ya publicaste una foto de la escuela de tu hijo, su fotografía y ahora muestras el lugar donde vives, un delincuente en potencia no tendrá inconvenientes para localizarte. La casa (sea tuya, de tus padres, de la abuela, de la suegra, etc.), iglesia, el trabajo o los lugares que sueles frecuentar no deben revelarse a nadie. Esta información debe mantenerse como privada y ser revelada solo a los amigos cercanos, solo personas de tu entera confianza deben saber dónde podrían encontrarte un domingo por la tarde o el lunes en la mañana. Reflexiona sobre esto.
Los secuestros de niños no existen gracias a las redes sociales, a muchos nos espantaban con los roba chicos mucho antes de que se produjera el boom del Internet. Estos delincuentes siempre han existido, pero antes necesitaban de informantes y de semanas analizando la rutina diaria en la familia. Pero hoy las redes sociales han hecho posible que los secuestradores consigan este tipo de información sin la más mínima dificultad. Hay individuos inconscientes que publican cosas como “el martes se queda en la escuela hasta las 5 de la tarde, miércoles y jueves hasta las 3:30…” Prácticamente ofrecen a sus hijos en bandeja de plata.
Es un error que muchos padres cometen, pues nunca piensan que existen personas a las que no les gustan las redes sociales, que no desean exponer a sus pequeños y que le tienen una completa aversión a cualquier tipo de red social. Como padres se hace necesario respetar ese punto de vista, y publicar las fotografías de los amigos de tus hijos solo cuando se tenga el permiso de sus padres. Quizá parezca más un consejo de educación que de seguridad, pero ponte en el lugar de ese padre y madre. Nada cuesta preguntar.
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