Por Nancy Steinberg, psicóloga
Disciplinar a nuestros niños no es una tarea fácil. Es todo un reto y más en esta época en la que todo parece moverse a una velocidad vertiginosa. No cabe duda de que hoy en día las mamás tienen mucha más conciencia y bastante información.
Sin embargo, no deja de sorprenderme que, ante tal avalancha de conocimientos y tecnología, las madres sigamos atoradas en la creencia de que sólo existen dos opciones para lograrlo: los premios y los castigos, aun cuando nos hemos dado cuenta de que estos métodos suelen no funcionar o su efecto dura periodos cortos.
En lo personal no he conocido a una que, propositivamente, haga algo para lastimar a su hijo. Una y otra vez me he encontrado con aquellas que se sienten culpables, desorientadas, poco eficientes o desesperadas al corregir y no obtener resultados. Entonces ¿por qué lo siguen haciendo? Creo que hay dos razones fundamentales:
- Castigamos porque estamos convencidas de que si algo no funciona es porque lo estamos haciendo mal. ¿Tal vez no ha sido suficientemente severo o la recompensa es algo que no le gusta al niño? Entonces incrementamos la fuerza o duración del escarmiento u ofrecemos algo distinto para ver si su conducta mejora
- Nos resistimos a dejar de hacerlo al no tener otra alternativa. Así de simple
- No existe una relación causa-efecto entre la sanción y la conducta que estás tratando de modificar. Por ejemplo, ¿qué tiene que ver no estudiar con que no lo dejes ir a casa de su amigo?
- Es nula la relación de temporalidad: si reprueba en enero, ¡no se va de viaje en diciembre!
- Cuando intentas hacer valer tu autoridad, con frecuencia haces una amenaza que no se cumple. ¿Resultado? Pierdes credibilidad
- En ocasiones él te rebasa y se apoya en el dicho popular “lo bailado nadie me lo quita”, así que está dispuesto a “pagar el precio” con tal de salirse con la suya
Ojo: no dije “que haga lo que tú quieres” porque eso se puede ¡pero no es lo deseable! Tu labor es encontrar un equilibrio que te permita educar y al mismo tiempo mantener una buena relación con él. Lograr la colaboración de todos es labor de todos, pero debe empezar por ti. ¡Buena suerte!
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